El río Simpson o la Piedra del Indio fueron dos de los 15 lugares por donde pasaron los equipos que participaron en el Desafío Aysén invernal, el cual ayer llegó a su fin. Durante dos días, los competidores de países como Estados Unidos o Argentina completaron 125 kilómetros en mountain bike, kayak, trote y trekking sobre la nieve. Sin embargo, no todos pudieron conseguirlo. El primer día, por ejemplo, se retiraron tres equipos del reto que se llevó a cabo en la XI Región.

El desafío Aysén invernal tiene su contraparte en verano y ambas son consideradas "extremas" por su nivel de dificultad. A la de invierno, además de lo complejo del recorrido entre bosques, cerros y lagos, se le sumó la nieve y el frío.
La competencia se quiere posicionar como una de las más atractivas para los llamados cazacarreras: deportistas que van alrededor del mundo buscando desafíos deportivos de aventuras extremas.
"Para la gente es súper atractivo Aysén, porque es una Patagonia exótica, que no es igual a la de Magallanes o la de Argentina. Venir acá siempre es una aventura por lo desconocido. Eso hace que sea un entorno muy especial", afirma el director de la carrera, Francisco Vio.
La aventura avanzó desde Coyhaique, por el río Simpson, el cerro Divisadero, el Centro de Ski El Fraile, el Parque Aikén, la playa Lago Riesco, la playa La Paloma hasta Aysén, entre algunos puntos de la región.
Romper la estacionalidad
El desafío Aysén invernal se realizó dentro del Segundo Festival Invernal de la XI Región, que incluyó muestras de snowboard, feria de artesanías, comidas típicas y espectáculos musicales. Para sus organizadores, la idea de realizar este tipo de eventos es hacerse visible en los mercados nacionales e internacionales y cumplir la doble función de turismo de verano y de invierno.
Asimismo, Alejandro González, director del cluster de turismo Pampa Fiordo, explica por qué las carreras deportivas pueden atraer más visitantes a la región: "Sucede que los que primero llegan a un destino de naturaleza son los deportistas extremos, los que pelean por conquistar la cumbre del Fitz Roy, por ejemplo".
Esos son los que abren el paso y después arriban todos los que quieren vivir esa experiencia, a nivel más suave. Esa es la apuesta que hacemos: invitar a todos los que quieran aventurarse a vivir una carrera extrema con las condiciones más adversas posibles, pero también a las familias con niños que quieran disfrutar de nuestras maravillas".
Los organizadores de la competencia esperan que la versión de invierno se replique el próximo año. Mientras, ya han comenzado a organizar la segunda versión de verano, la cual se realizará el 20, 21 y 22 de enero.
Según Francisco Vio, "la idea es mantener ambos retos. Además, queremos incursionar en hacer desafíos familiares, porque eso contribuye al desarrollo y al fortalecimiento de la economía regional y a potenciar los alojamientos, porque las actividades relacionadas con deporte y naturaleza pueden realizarse durante todo el año".
(((TERCERA)))
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